Alejandro acudió a nuestra clínica cuando tenía 5 años. Tras una primera valoración, el Dr. Llaca vió que no necesitaba aparato por el momento pero estuvo viniendo a la clínica hasta que llegó el momento de comenzar la primera fase para solucionar su problema de mordida cruzada.

Alejandra, su madre, se contagió de su entusiasmo y quiso empezar su propia aventura hacia su Sonrisa Llaca. En estos momentos sigue con su tratamiento, y se ha sumado a nuestros pacientes su hermana Micaela.